Entrevista con Héctor Polino, director de Consumidores Libres, una de las organizaciones de consumidores más importantes de Argentina.
Por Big Sur 29-04-2016
Héctor Polino es un dirigente de larga trayectoria política que ocupó el cargo de Secretario de Estado de Acción Cooperativa durante el gobierno de Raúl Alfonsín y fue diputado nacional por el Partido Socialista durante doce años. Hoy, lejos de retirarse, es el fundador y representante legal de Consumidores Libres, organización encargada de defender los derechos de los consumidores. En esta entrevista para Big Sur habla de precios, economía e inflación.
-El gobierno nacional sostiene, esta semana lo repitió Federico Sturzenegger, que la inflación está bajando y que lo que tenemos es una corrección relativa de precios. ¿Cómo analiza la situación?
-Lo que el gobierno está diciendo es que los precios no van a continuar subiendo en los mismos porcentajes que suben en el primer semestre y eso es real. Lo que no dicen es que vamos a tener una mayor recesión y que los precios van a bajar como consecuencia del escaso poder de compra de vastos sectores de la sociedad: los trabajadores que están en relación de dependencia tanto en el mercado formal como el informal, los jubilados, en particular los que percibe la mínima, es decir, los sectores más vulnerables.
-¿El enfriamiento económico era inevitable para bajar la inflación?
-No, eso es falso. Lo que se está produciendo es una fenomenal transferencia de ingresos de un sector de la sociedad hacia otro, hacia los sectores concentrados de la economía. La ley de defensa del consumidor, la ley de lealtad comercial, la ley que crea el observatorio de precios y la ley de abastecimiento no se aplican. Los precios han aumentado con la asunción del nuevo gobierno no sólo por la devaluación, no sólo por la quita o la reducción de las retenciones al agro, sino también por especulación de los grandes grupos del poder económico. Las 5 grandes cadenas de supermercados, 4 de ellas de capital extranjero, concentran el 70% de las ventas minoristas de todo el país y han estado remarcando de manera escandalosa. Muy por encima de la devaluación. Ha habido una clara actitud especulativa de carácter anti social que llevaron a cabo las grandes empresas aprovechando la falta de controles por parte del gobierno.
-¿Sirven los controles de precios? ¿O es como intentar frenar un río con la mano?
-Claro que sirven. En otros lados si pasa esto se sanciona. En los USA, por ejemplo, hay una ley anti monopolio, y ellos la aplican. En Argentina, en 1999, el congreso aprobó la ley anti monopolio pero nunca se hizo efectiva ni se conformó el tribunal requerido. En Argentina no hay voluntad política para controlas a los grandes grupos del poder económico. Aquellas empresas que tienen una posición dominante en el mercado remarcan exageradamente. En un país que funciona normalmente tiene que existir un equilibro entre el estado, el mercado y la sociedad En Argentina ese equilibrio se ha roto a favor del mercado.
-¿Sirve la tarifa social?
-La tarifa social ayuda que los sectores sociales de menores ingresos puedan tener los servicios de energía eléctrica gas natural, agua potable y transporte público. Ahora, es insuficiente. Las personas que viven en barrios muy humildes no tienen gas natural por redes y se abastecen en garrafas, cuyo metro cubico es entre 7 y 10 veces más caro que el metro cubico del gas natural distribuido por redes, y no están incluidos en la tarifa social. Aquellos otros usuarios que viven en barrios humildes, sin agua distribuida por redes, tienen que usar el agua de pozo, y en consecuencia utilizan motores eléctricos para extraerla y enviar el agua a los tanques. Esos usuarios tampoco están incluidos. Se dice que aquellos usuarios que tienen un automóvil con menos de 15 años de antigüedad no son sujetos de tarifa social pero resulta que los discapacitados en general tienen autos con menos años de antigüedad. Es insuficiente.
-¿El panorama es entonces sombrío? ¿Es posible la apuesta del gobierno a las inversiones?
-Yo no creo en el milagro de las inversiones extranjeras. Lo que tenemos que lograr es que los capitales argentinos no continúen fugando al exterior. Tenemos que lograr que los capitales argentinos, debajo del colchón, se pongan en el circuito productivo. Tenemos que lograr que los capitales que fueron al exterior, y que se calculan en una masa superior a los 340 mil millones de dólares, regresen. Si todos esos capitales están afuera, y son argentinos, y no viene, ¿por qué van a venir los extranjeros? ¿Por qué basar toda esperanza en lo que hagan terceros especuladores?
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